Se desarrolló en la Unidad del B Castañares de la Dirección General Juvenil Penal (DGJP) un taller destinado a jovenes para pensar los mandatos sociales de la masculinidad y su relación con la violencia de género, en especiales condiciones de los contextos de encierro. El taller vivencial se denominó VARONES PARA TRANSFORMAR Y TRANSFORMARSE, consolidando el sistema de protección de derechos de niños/as y jóvenes.
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Dinamizadores trabajando con los jóvenes. |
El objetivo fue que los jóvenes varones en conflicto con la ley penal, conjuntamente con la comunidad
de la institución que los alberga; puedan pensar y expresarse sobre la relación
del conflicto con la autoridad familiar, social y penal; sus conexiones con los
mandatos sociales de la juventud y la masculinidad y la relación con la
especial situación de privación temporaria de la libertad; de manera tal que la
acción pueda contribuir a tematizar la violencia de género e incidir en la identificación
y reflexión sobre la misma.
En este contexto el taller aporta al trabajo de inclusión que
deben hacer las instituciones en relación al menor. Los adolescentes se la
deben arreglar con lo que dicen las teorías, con lo que dicen los adultos y con
lo que sienten ellos en su propia adolescencia.

Hasta hace poco, los hombres se
visibilizaban solo como el agresor. Sin embargo en los últimos años comienzan a
surgir indicios que algunos varones están sumándose a las luchas por la
disminución de la violencia de género. En ese intersticio, los varones se interesan
en pensar las maneras de devenir varones en una sociedad que tradicionalmente
les asignó un rol social hoy cuestionado.
Desde 2012 el Programa de Desarrollo
Territorial viene implementando una línea de acción específica para varones con
el objeto de reducir la violencia de género y promocionar la salud sexual y
reproductiva. Para esta línea de trabajo, cada año se busca incrementar la
diversidad de actores a los cuales llegar, para promover pautas de
comportamiento que desestiman el machismo entre los varones, de modo tal de
recuperar sus voces sumándolas a la lucha contra el machismo, la violencia de
género y la discriminación hacia la mujer y sobre identidades genéricas no
hegemónicas[1].
En 2014, interesado en estos
lineamientos, y específicamente en sumar a las acciones a la comunidad que
trabaja con los y las jóvenes institucionalizadas, el equipo acompaño una
jornada de capacitación. Fue en el marco del "Plan de Abordaje de las
juventudes en el contexto del cambio de paradigma de niños, niñas y
adolescentes como sujetos de derechos humanos"; y se trató del desarrollo
por este programa de un taller introductorio al Plan de Capacitación 'Justicia
Penal Juvenil y Derechos Humanos' para el personal del Servicio Penitenciario
que trabaja en la Dirección General de Jóvenes en conflicto con la Ley Penal,
en el barrio de Castañares[2].
Los mandatos de masculinidad entre los jóvenes en conflicto con la ley penal
En un momento del taller, se les pregunta a los jovenes qué cosa debe tener un hombre. De sus respuestas plasmadas en las ilustraciones aquí exhibidas, evidencian dos modelos de masculinidad ideal: Leonel Messi y Ramboasi, como también otro futbolista consagrado, Teves.
De sus expresiones se deduce que han aprendido como componentes ideales de masculinidad: el exitismo,la fama,la destreza y el rendimiento físico.El fútbol es un vector de masculinidad toda vez que construye y sostiene una creencia sobre la posibilidad de ascenso social marcado por las características enunciadas e imaginado como la posibilitad de insertarse en el mundo laboral, consagrada también por los padres y familiares además del grupo de pares.


[1] Objetivos específicos de
esta línea de acción: 1. Promover discursos que liguen y hagan circular saberes del
sentido común y el campo popular con saberes técnicos en contra del machismo y
a favor de la disminución de la violencia de género. 2.- Empoderar jóvenes varones en contra del
machismo. 3.- Promover voces de varones en contra del machismo en las redes
sociales y en publicaciones electrónicas y en prensa. 4.- Crear espacios de
encuentros para debatir y reflexionar sobre la naturalización de los
estereotipos de género y como éstos impactan en la vida cotidiana y en sus
prácticas profesionales y 6.- Que los
participantes puedan implementar en sus prácticas profesionales comunitarias
las experiencias vividas en los talleres.
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