martes, 22 de julio de 2014

El precio de una entrada al 'Boliche': entre la corrupción y la seguridad; y la equidad de género.

Por Julieta Rivera
Es importante empezar a discutir las condiciones en que los locales nocturnos dedicados a la diversión funcionan en esta ciudad, preguntarnos si los métodos y medios de control son eficientes y confiables, porque se suceden hechos violentos asociados al alcohol, cuáles son las bases culturales que estructuran estos y otros comportamientos de desprecio por el otr@ y recién allí plantearnos si la equidad y la igualdad entre las personas se traduce en el precio de una entrada. 

Esta mañana asistimos por los medios de comunicación a otro evento que se repite cotidianamente en nuestro país. Una joven, adolescente, fue violada en un boliche en capital federal, al cual concurría con un grupo de amigas para festejar el día del amigo. El grupo de jóvenes eligieron ese lugar por una convocatoria en internet, lo que nunca imaginaron que una de ellas fuera golpeada y sometida, a la vista de todos, sin que nadie la ayudara. 

Esta escena no nos es desconocida pues en nuestra provincia, en e interior, en este año, una menor alcoholizada era vejada y esto filmado y subido a las redes sociales. Un caso sobre el cual tuvo que intervenir directamente la ministra de ddhh para resguardar los derechos de esta joven, de esta mujer que fue víctima del machismo no solo de quienes atentaron contra su dignidad sino de todos y todas aquellos/as que la responsabilizaron de lo sucedido. Mujeres cosificadas, violentadas, acusadas, abandonadas. Algo sucede con los llamados boliches, pubs, bares en relación a las mujeres. Algo que refleja las fuertes raíces del machismo execrable, la peor manifestación del patriarcado, que coloca a las mujeres como objetos que pueden atraer a mayor clientela, en objetos de consumo, en presas que danzan el ritmo que a lo largo de los siglos impuso que el valor de una mujer se mide en ser mas o menos deseada. Pero esto también va de la mano del descontrol sobre el funcionamiento de estos lugares. No es una leyenda urbana que en nuestra ciudad de Salta existe corrupción en los controles que se realizan en locales nocturnos. Coimas naturalizadas, miradas veladas sobre carencias de seguridad, permisividad en la permanencia de menores de edad que consumen alcohol son parte de relatos que son diarias y que engrosan aún más los riesgos no solo para mujeres sino para tod@s. Cromañon es un recuerdo de lo que sucede cundo los mecanismos de control para la seguridad integral no se cumplen como debería ser. 

El proyecto que circuló en los medios de comunicación locales al respecto de equiparar el precio de entradas a los locales de esparcimiento tanto para varones como para mujeres, si bien es una iniciativa interesante en el sentido de avanzar en la búsqueda de una equidad de género en el acceso a servicios, sin colocar al cuerpo de las mujeres como objetos de intercambio o de seducción que garantice una buena venta de alcohol, no basta. Y no basta porque desconoce esa maraña de corrupción que sostiene la inseguridad enquistada en estos sitios. Es fundamental que la seguridad, entendida como un compromiso en hacer bien las cosas que se deben hacer, vaya de la mano con la equidad. Y esa equidad no se traduce ne el precio de una entrada sino en el trato respetuosos de las personas, en la tranquilidad de divertirse sin temer una violación o un vejamen, y en la certeza de que si se necesita ayuda nade mirará para otro lado. 

Desde siempre las mujeres pagaron más caro el salir de sus casas a divertirse, mucho más caro que los hombres. Y no en términos económicos que se traducen en el precio diferencial de una entrada. Están expuestas a la violencia, a ser presas de los abusos, a los prejuicios. Que una mujer salga de su casa, debe estar dispuesta a no solo a ser deseable sino a ser tomada por quien la desea, en los términos que este quiera. Por eso siempre las mujeres han pagado más caro el salir a divertirse. Es así que no se trata de un cambio de tarifas sino de un cambio cultural sobre el género y los derechos de cada uno/a.

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